Hay un pueblo en otra ciudad y no sé cómo se llama

30/4/09

El mundo acabará y yo sólo pego casitas y arbolitos minuatura

Influenza, influenza, influenza.

Acaso ya habrá salido el corrido de la influenza, o el reggeton de la influenza, o el Compayito ya tiene ciento veintitrés chistes al respecto. Lo anterior insertado con signos de interrogación. Ah, qué mal suena este párrafo.

La ciudad vacía. Yo opté por encerrarme con Efraín, en casa de mis padres. Dice que por el bien de mi salud mental él debería irse a vivir a San Cris conmigo. Efra es arquitecto y está preparando una maqueta para el proyecto con una empresa muy mamona. Me ha dejado que pegue un par de casitas y unos automóviles. Tengo dos dedos quemados por causa del pinchi silicón y no he dormido bien.

Estoy acostumbrándome al encierro con mi madre, que da vueltas de mi habitación a la de papá y saluda como si acabara de ver a Efra. Mi carnal es hipondriaco y ahora que la misma mujer nos ha dejado por un tercero o un cuarto, me toca consolarlo y decirle que el fin del mundo, el verdadero, se esconde en la water del baño. Que afuera el mundo interpreta. La ciudad está interpretando una gran puesta en escena, todos portan un disfraz similar, todos aparentemente tienen las mismas líneas. Todo parece el plato desproporcionado de ER.

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