Hace unas horas platiqué con un carnal que acabo de conocer. Cuando el destino te pone en caminos sumamente extraños y te deja viviendo en Chiapas, con un pinche calor de la verga y fines de semana tomando dos botellas de whisky (Jack Daniel's y Chivas Regal, ¿por qué mezclo? Por pinche mamón), la cosa es comenzar a hacerte una serie de preguntas, por más pendejas.
Al carnal que les menciono le gusta Tool, me recomendó que bajara uno de sus discos y me intoxicara con marihuana antes de escucharlo. Lo hice. Lo sigo haciendo. ¿Cómo extraña uno a alguien que no conoce? Es la serie de preguntas idiotas que me estoy haciendo en este momento. ¿Por qué extrañar sábados encerrados en un puto bar tragando todo el alcohol del lugar? Si no existen, en sí.
Al carnal que les menciono le gusta Tool, me recomendó que bajara uno de sus discos y me intoxicara con marihuana antes de escucharlo. Lo hice. Lo sigo haciendo. ¿Cómo extraña uno a alguien que no conoce? Es la serie de preguntas idiotas que me estoy haciendo en este momento. ¿Por qué extrañar sábados encerrados en un puto bar tragando todo el alcohol del lugar? Si no existen, en sí.
Le comenté a este carnal que tuve un fin de semana lleno de alcohol. El viernes me invitaron a una fiesta de una morra francesa que conocí y dice tener 16 años, pero la verdad creo que pasa de los veintidós. El caso es que la pinche fiesta estaba llena de niñas extranjeras. ¿Qué les pasa a los extranjeros que les fascina hacer alarde de lo bonito que es México? Un polaco se me acercó para pedirme que saliera a fumar a la terraza, sé que era polaco porque dijo algo así cómo: Me llamo Robert, soy de Polonia y quiero pedirte el favor de salir a fumar a la terraza. Claro, todo con un acentito molestito.
Francesas, polacas, suecas, inglesas, portuguesas, italianas, etc., pura pastelería fina, para que me entiendan. Seudo bailé con todas y me puse muy pedo. Me rescataron un par de argentinas buenísimas que me pidieron un lugar para pasar la noche. Dije, a ver, pendejete, vives solo y en una pinche casa toda vacía, si te niegas por aquello de que extrañas a Lilia, yo mismo, cabrón, me corto los huevos. Les dije con voz de alcohólico de barrio degenerado que si les incomodaba compartir la cama con un extraño, yo no tenía pedos de acogerlas.
Las dos rucas argentinas son novias y una tercera, la del departamento acá decidió botarlas por ser lesbianas demoniacas. Me dije, pero si las criaturas son dos ángeles que quizá y por el bien de mi psique, podrán hacerme espectáculo interactivo. Caminamos como dos horas, me contaron su vida y yo la mía. Al final llegamos a casa y abrí una botella de whisky, tomamos un par de copas y les ofrecí mi recámara. Eran las seis de la mañana, las escuché haciendo el amor y supe en ese momento que tenía que desempacar la otra botella de whisky antes que los gallos comenzarán a mamar y destruyeran las atmósfera donde yo escribo esto y escucho que dos mujeres comparten un trago de whisky conmigo y destruyen mi vida de manera tan honesta y amorosa.
Francesas, polacas, suecas, inglesas, portuguesas, italianas, etc., pura pastelería fina, para que me entiendan. Seudo bailé con todas y me puse muy pedo. Me rescataron un par de argentinas buenísimas que me pidieron un lugar para pasar la noche. Dije, a ver, pendejete, vives solo y en una pinche casa toda vacía, si te niegas por aquello de que extrañas a Lilia, yo mismo, cabrón, me corto los huevos. Les dije con voz de alcohólico de barrio degenerado que si les incomodaba compartir la cama con un extraño, yo no tenía pedos de acogerlas.
Las dos rucas argentinas son novias y una tercera, la del departamento acá decidió botarlas por ser lesbianas demoniacas. Me dije, pero si las criaturas son dos ángeles que quizá y por el bien de mi psique, podrán hacerme espectáculo interactivo. Caminamos como dos horas, me contaron su vida y yo la mía. Al final llegamos a casa y abrí una botella de whisky, tomamos un par de copas y les ofrecí mi recámara. Eran las seis de la mañana, las escuché haciendo el amor y supe en ese momento que tenía que desempacar la otra botella de whisky antes que los gallos comenzarán a mamar y destruyeran las atmósfera donde yo escribo esto y escucho que dos mujeres comparten un trago de whisky conmigo y destruyen mi vida de manera tan honesta y amorosa.